Es muy probable que el abrigo hubiera aparecido ya hace un millón de años en las calcarenitas que se habían formado durante el Mioceno (antes de hace 5 Ma) en el lecho del “Mar de Tetis”, entre los océanos Atlántico e Índico.

A continuación, en el Plioceno, o quizás cerca del comienzo del Pleistoceno (hace casi 2 Ma), estas rocas emergieron al retirarse “Mar de Tetis” que había menguado para ocupar un área apenas mayor que la del Mediterráneo actual.

La roca que constituye el abrigo es biocalcarenita, producida por la consolidación y fosilización de arena marina que contiene fragmentos de coral y conchas marinas, todo ello cementado por carbonato cálcico.

Cortesía Tomás Rodríguez Estrella

Hay dos teorías acerca de cómo se creó el abrigo en la roca. Mientras algunos abogan por procesos de disolución kárstica como los responsables de la penetración de agua en la roca básica otros consideran más importantes, los procesos “subaéreos” incidentes en el acantilado como pudieron ser el viento, lluvia, microorganismos, etcétera.

Cortesía Tomás Rodríguez Estrella

Además, la forma de la deposición de los sedimentos en el abrigo permite in­terpretaciones alternativas. Por un lado la presencia de un pantano en el terraplén del Quípar, que estaba antiguamente al mismo nivel que el abrigo, provocó que el agua lo invadiera quizás estacionalmente, introduciendo sedimento de fuera. Por otro lado el hecho de que algunos elementos del sedimento cayeron directamente de la bóveda y las paredes del abrigo, así como de la ladera alrededor (algo que ocurrió igualmente para la interpretación anterior), podría haber sido el factor más significativo.