Formación del Yacimiento

Se trata de una sima que, como se sabe, constituye una forma mixta exokárstica-endokárstica; por tanto, su origen está relacionado con el poder disolvente del agua, primero superficial y luego subterráneo. Así en una fase embrionaria existiría un orificio vertical en el suelo, consecuencia de la intersección de dos fallas (una de N 65 E y otra casi W-E), y progresivamente dicho agujero se fue agrandando por la karstificación, en la horizontal pero, sobre todo, en la vertical, hasta convertirla en sima; por ella entraría el agua de forma precipitada, procedente de las partes más elevadas de la ladera y agrandaría la oquedad mediante erosión hídrica, al tiempo que introduciría parte de los materiales que arrastraba el fluido.

Además del agua de lluvia, a la sima le podía entrar agua procedente de un manantial situado aguas arriba; en su fluir también pudo arrastrar materiales erosionados, de pequeño tamaño, que los pudo depositar en el interior de la sima, pero también en la boca meridional de la misma. Puesto que este agua iría muy cargada de bicarbonato cálcico (lo mismo que la de la Cueva del Agua), al saturarse englobaría a los cantos allí depositados y los convertiría en un conglomerado encalichado, muy resistente a la erosión.

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Mientras tanto, la karstificación iría desarrollándose también en la horizontal y es lo lógico que lo hiciera paralelo a la estratificación; de ahí que se formara una visera de mármoles cuya base tendría una inclinación hacia el norte, que protegería de la lluvia a cualquier habitante que se alojara en ella. En este sentido es probable que el yacimiento arqueológico tenga su mayor continuidad hacia el Norte, pues en las paredes oriental y occidental ya ha aparecido en sus partes altas el sustrato marmóreo y en el sur existe el conglomerado heterométrico y angulosos, que es estéril.

06 Corte superior Excavacionr

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