Historia – Los inicios
Fue en 1991 cuando Juan Carlos Blanco Gago junto con sus compañeros de la “Coordinadora para la Defensa del Cabezo Gordo” mientras practicaban el rápel en la sima principal y apenas iniciado su descenso, encontraron en la pared posterior de la sima un pequeño bloque de conglomerado que parecía contener un fósil. Una vez limpio en dicho conglomerado aparecieron la maxila y la mandíbula del esqueleto rostral de un neandertal, deformados por la presión sedimentaria. Lo denominamos CG-1.
Al principio, sin embargo, hubo que superar dificultades considerables. Los mineros de hace un siglo habían hecho estragos en la cueva. De hecho, parece que fueron los responsables de reabrir la sima principal en se encontró el fósil CG-1, que estaba en la columna de brecha (o “breccia”, un conglomerado de piedras y fósiles cementados en sedimento) que queda adosada a la pared posterior de la sima, desde arriba hasta abajo. Dejaron arriba una apertura de tres metros de ancho sobre el abismo actual de 20 metros de profundidad que penetra en la amplia galería principal.
Nos parece verosímil que los mineros vaciaran más del ochenta por ciento del relleno de conglomerado de la galería principal y dejaran solamente la columna de conglomerado que recubre la pared rocosa de la sima principal. La excavación arqueológica no pudo comenzar hasta la construcción en 1994 de una torre de andamiaje en la galería principal para alcanzar los sedimentos superiores de esta columna. Sin embargo, antes de poder construir la torre, fue necesario separar y tamizar muchas toneladas de escombros mineros en la galería principal y el túnel horizontal, y otros amontonados en la ladera alrededor de la entrada del túnel. Esta labor produjo muchos fósiles humanos, utensilios de piedra y fósiles animales. Todos ellos fueron datos importantes que nos ayudaron a conseguir el apoyo necesario de las autoridades regionales de Murcia, que nos proporcionaron con gentileza los elementos para los andamios e instalaron puertas de seguridad. Acarreamos los andamios a cuestas por la solana con un calor de 45 grados del mes de julio y ayudamos al montador experto de la empresa de andamiaje “Ulma” en la construcción de la torre.
Una vez construida, iniciamos la excavación de la acumulación sedimentaria que alcanzaba la visera rocosa sobre la sima. Elegimos un lugar donde el sedimento había sufrido erosión natural.